La medicina del fútbol

                                                            Manuel Preciado, DEP


Los momentos complicados, las situaciones adversas que se presentan en el día a día, los problemas familiares, la situación laboral,  las enfermedades, en definitiva la parte negativa de la vida, que te va golpeando cada cierto tiempo. A veces con más frecuencia que otras, con más o menos dureza y que hacen que te des cuenta de lo que tienes, haciendo que analices y reconozcas en que etapa de tu vida te encuentras.

Todos esos momentos los vivimos todos, algunos con más mala suerte que otros. Pero intentas refugiarte y pensar en otras cosas, y cuando esa cosa es algo que sientes por dentro y te hace distraerte de ese problema que no sale de tu cabeza, debe de ser buena medicina. Una anestesia que puede durar poco pero que te ayuda a seguir. Me estoy refiriendo al fútbol.

Lo bueno del fútbol es que se puede vivir de varias formas, desde aficionado a protagonista principal perteneciendo a algún club siendo jugador o simplemente siendo personal de mantenimiento. Esa afición pasa por interesarte más quién juega hoy, a si ha subido o no "la prima de riesgo". Esa que al irte a trabajar te hace pensar que dentro de unas horas podrás ver el partido en compañía de la familia o con algún amigo.

El fútbol hace que saques lo que tienes dentro, puede definir tu personalidad, tu carácter, tu forma de ver las cosas. Crear amigos para toda la vida y también enemigos.

Estas líneas que he escrito hoy van para Manolo Preciado, un hombre luchador y transparente. Todo el mundo conocía su carácter. Ha sido muy querido y aunque tuvo rifirrafes con compañeros de profesión, como es el caso de Mourinho, consiguieron más tarde reconciliarse. No me quiero ni imaginar lo qué se le pasaría por la cabeza al entrenador del Real Madrid al enterarse de la noticia, si no hubieran arreglado el asunto.

Hoy nos deja Manolo Preciado ex del Sporting de Gijón, que hubiera fichado por el Villarreal para devolverlo a Primera División

Manolo Preciado: «La vida me ha golpeado fuerte. Podía haberme hecho vulnerable y acabar pegándome un tiro o podía mirar al cielo y crecer. Elegí la segunda opción».  DEP